Nicolas Sarkozy después de su metedura de pata , haciendo vacaciones en Malta, en el yate de un millonario (ya se sabe, la mujer del César...) se enfrenta a las elecciones legislativas en pocas semanas.
Sarkozy ha vencido reclamando una Francia que trabaja, que tiene unas creencias y se reconoce en una historia con futuro. Ha vencido para devolver el orgullo de ser francés a los habitantes del país vecino, no como un recurso geográfico o identitario, sino sobre la base de unos valores.
Ha conseguido que los franceses, conscientes de su crisis, vean en él la encarnación del cambio necesario. Ha prometido una política de inmigración controlada y la ayuda a todos los necesitados y oprimidos del mundo haciendo especial hincapié en las mujeres y niños del mundo musulmán y en las necesidades de África. En una campaña (la de NS) muy ideológica, con referencias a los principios y el entramado de ideas.
Esta victoria es una buena noticia para España, porque Sarkozy ya demostró -como ministro del Interior- su nula complacencia con los terroristas de ETA. Y advirtió a Zapatero lo erróneo de su política de inmigración y la avalancha que suponia el efecto “llamada” de Caldera, por poner solo algunso ejemplos de un hombre que se siente cercano a nuestro pais.
Segolene Royal llevó a ZP a su mitin de clausura en la primera vuelta. El Midas de las derrotas no podía darle más que otra a una candidata que ha arrastrado su poca preparación, las trampas de sus propio partido y agitado un miedo a un Sarkozy que los franceses han reconocido como más sólido y preparado para afrontar los retos de un país y una Europa en transformación clara. Aunque lo quieran disimular en el PSOE y sus bufones: cuando las barbas de tu vecina…
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